"La utopía sirve para caminar"

Quería quedarme quieta, dejar de caminar. No estaba cansada, solo lo quería ya. Había jurado que si lo agarraba no lo iba a soltar. Sabía que ahí, no iba a dar un paso más. Había hecho hasta lo imposible para tenerlo, y fue ahí cuando me tomó de la mano. Le susurré que nos detengamos, convencida de convencerlo. Pero no. Me miró desconcertado y muy seguro a su respuesta, contestó "nunca vas a yacer sobre mi, a menos que dejes de suspirar. Siempre vas a estar deambulando, hasta puede que emprendamos un camino muy largo. Porque no existís sin mi, y yo vivo para andar. Porque quieras lo que estés queriendo nunca te vas a precipitar, sin la ilusión, que difícil es vivir". Sin decir nada, lo miré y le sonreí. Me había enseñado a que nunca hay que rendirse así.