We may not have it all together, but together we have it all

domingo, 28 de noviembre de 2010

Tiene que abrir los ojos. Sufre tanto, y le encanta. ¿Por qué? siempre nada. La forma de llevarse hasta lo más alto, en quedar siempre adelante, en ser su ídolo. Ella siempre abajo, atrás, con un fanatismo casi mortal. Oculta algo, quizá hay fanatismo recíproco. Duda. Lloran los celos. Lo único que sabe ella, es que no sabe nada de él, pero que muere si no está ahí.
Un viaje, una nueva experiencia. Cada kilómetro recorrido te deja un paisaje diferente. No importa el horario en el que viajes, siempre va a haber algo que te sorprenda. Ese tiempo muerto dónde solo podés disfrutar de la vista es algo que hay que saber aprovechar.
Llegar a un lugar que no conocés deja muchas sensaciones. Provoca incertidumbre, intriga, genera ganas de descubrir qué es lo que te está esperando. Explorar un lugar nuevo causa una sensación de alegría, mezclada con euforia y emoción. También, desesperación por averiguar qué más podés encontrarte. Es algo muy difícil de describir. Esa sensación de estar viviendo una experiencia totalmente nueva y excitante es encantadora. Recorrer hasta el hartazgo cada rincón, conocer todo lo que esté a su alcance, percatarse de cada cosa que encuentres, pero más que nada, aprovechar cada segundo de esa nueva experiencia.
Viajar es algo indescriptible, es una cosa que no te olvidás más. Ir al lugar que tanto ansiabas y encontrarte con lo que querías ver y más, es increíble. Disfrutar de las vacaciones es uno de los placeres de la vida. Viví ese momento como si fuera único, porque lo es. Pero también, tu vida es única, disfrutala en un viaje y en la cotidianidad. La vida pasa solo una vez. Aprovechá cada segundo que pase porque puede no volver a ocurrir. Tu propia vida es un viaje, explorarla. Cada momento recorrido te deja un recuerdo diferente.
No importa el horario en el que ocurra, siempre va a haber algo que te sorprenda. Ese tiempo muerto donde solo podés sentarte a pensar y a recordar las cosas vividas es algo que hay que saber aprovechar.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Esencia Argentina

Fue tanto el tiempo que pasamos juntos. Al principio, era todo una nueva experiencia, una vida nueva. Aprendí a quererte y a valorarte. Juntos formamos una vida entera. Cada uno de nuestros recuerdos estaba día a día con nosotros, y a la vez, creábamos nuevos. Me acostumbré a esa vivencia de a dos, dónde uno necesitaba del otro para poder comenzar y acabar su día.
Trabajos separados nos daban un respiro, para poder estar un poco más solos, y tener la posibilidad reflexionar. Pero cuando llegaba la noche, nos juntábamos entusiasmados a compartir hechos sobresalientes del día pero más que nada, a querernos, a pasarla bien.
Pero te fuiste, te fuiste dejándome sin instrucciones. Mi vida estaba acomodada a vos. Estaba perfectamente estructurada a una pareja. Te fuiste de un día para el otro, sin darme ningún indicio o ayuda. Pasó todo muy rápido. Aún recuerdo mi desesperación al ver que no contestabas mis llamadas, ni las de tu madre o padre. No pudiste despedirte. Ese edificio te arrebató la vida sin previo aviso. No comprendo cómo pasó aún, no puedo procesarlo. Me fui de mi país para no recordarte. Los olores, la comida, las películas, los autos, las casas, los restaurantes, la gente, tus amigos, mis amigos, tu familia, mi familia, todo me hace acordar a esa vida.
Ahora, ahora cambié. Estoy en España, fingiendo la felicidad, porque tengo todo lo que quiero. Tengo parte de mi familia, muchos nuevos amigos, hasta un trabajo con un buen sueldo. Pero algo me falta, vos me faltas. Me falta compartir todas las mañanas un mate con un alfajor, comer dulce de leche del pote todas las noches mirando nuestra serie Argentina favorita, escuchar música cada vez que nos estresaran los sonidos del colectivo, bocinazos de taxis o gritos de chicos saliendo del colegio. También, me faltan los chistes internos entre compañeros de trabajo, salir a comer al mediodía y llamarte diciéndote que te extrañaba pero que nunca me escucharas por los ruidos de la calle. Los lugares que nunca voy a olvidar, nuestras primeras salidas, lo asombrados que estuvimos al recorrer lugares como La Boca; las avenidas libertador o cabildo llenas de gente y autos a toda hora, esa sensación que teníamos de no dar abasto. La gente que tiene buena onda, y también la que no. Las grandes puteadas argentinas, el idioma castellano, como ninguno. Acá hablan todos muy diferente. Comen otra comida, salen a otros lugares, son más ordenados, con menos basura y menos contacto social. Supongo, una mejor calidad de vida, pero no me importa, Argentina tiene lo suyo, tiene eso que me encanta. La gente, por más mala onda que sea, te da cierta sensación de estar en casa, en tú país. Acá constantemente me siento como cada extranjero que viene, con un vacío debido a la soledad que te hacen sentir. Allá no estaba sola, te tenía a vos y a toda mi vida. Acá no tengo nada que pueda llamar mío.
Extraño que seas mi lugar de escape, donde podía encerrarme en una burbuja de aire y olvidarme todos los problemas. Además de todo eso que extraño, tengo la rara sensación de extrañar algo que odié hace mucho tiempo. Extraño el olor a Buenos Aires.
Si tan solo pudiera volver, si yo misma me dejara, volvería y me pararía en una esquina de la avenida libertador, respiraría y me quedaría observando los múltiples quilombos argentinos, porque allí, en cada una de las cosas que extraño, está mi esencia.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Mucha gente. Cierro los ojos para no distraerme. Y ahí empieza lo que más me gusta, cada uno con sus hechos; pasado, futuro, presente; recuerdos, deseos… y lo que uno presencia. Sonido suave y ahí empieza la melancolía. Arrepentimientos, hechos no bien hechos, cosas ya inevitables. Quinta lágrima, primer golpe. Sonido fuerte y ahora empieza el terror. Que será del futuro, la muerte en este instante, que dirán. Octava lagrima, escalofríos. Abro los ojos, lo miro fijamente. Sonido indescriptible y ahora empieza lo que vendrá.
Juana Rozas

miércoles, 3 de noviembre de 2010

"When it's all said and done, it gets hard, but it won't take away my love.
I'm alive but I'm alone. Part of me is fighting this, but part of me is gone.
I love you, i swear that's true, I can not live without you.
I'm yours, with my greater conviction.
I'm yours with all the strength of my heart that's yours. And as every thought of mine, is yours, I'm yours."
Por la letra mayúscula fueron convencidos - sin conocer antecedentes del poder- de que están en la misma línea, en la misma partida, en el mismo juego, en el mismo tropiezo, en la misma caída, en el mismo grito, en la misma herida, hasta en la misma hinchada. Pero cuando la carrera termina, el primero es el que más poder consigue. Obliga a sus parlantes de convencerlos de que todos estamos en la misma línea, partida, juego, tropiezo, caída, grito, herida, pero parte de la hinchada es asesinada, entonces algunos pierden mucho, hasta casi todo, y ahí es cuando se dan cuenta de que fueron convencidos de estar unificados.