Tus ojos brillaban tal como el reflejo de la luna en el río. Tus labios color carmín me causaban infinita tentación. Tan solo una mirada tuya era algo indescriptible, era un viaje al paraíso, un viaje al lugar más lejano. Tu sencillez, tu encanto, tu pasión por la vida. ¿Eras una adicción? ¿Mi adicción? Si lo eras… ¿Me hacías mal o bien? Lo eras, eras mi adicción. Sigues siendo mi adicción pero mi adicción dejará de vivir. ¿Te recordaré todos los días? Quisiera que para siempre te quedes en mi mente. ¿Me enamoraré? ¿Te reemplazaré? Jamás. Nunca sentiré nada igual a lo que hoy siento, me aseguraré de ello. Quiero recordarte siempre, tenerte siempre, contar contigo. Que no se culpe a nadie de mi muerte. Me suicido porque de no hacerlo, seguramente, con el tiempo, te olvidaría. Y no quiero.
Juana Rozas
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